No
fue un gran día
Esto
ocurrió en la escuela más grande del país. Sus características son muy
especiales. Tiene muchas escaleras, es sucia, llena de telarañas en el
techo, y las paredes de los baños están todas escritas. El aula, también es muy
grande, ya que diariamente asisten cuarenta y siete alumnos.
En
la tarde del 26 de diciembre, a las 4:03 p.m de un soleado día. Yo, Manuel,
permanecía sentado en el pasillo desde las 3:26 p.m, en mi escuela DAS (Divertirse,
Aprender, Socializar). Pero antes de empezar quiero contar sobre mí.
Soy
Manuel Karting, un niño de doce años que fue a rendir el examen final de
séptimo grado. Aunque tengo algunos problemas de estudio.
Mi familia es
complicada, mi padre me abandonó a los 2 años. Actualmente vivo con María, mi
madre, y Rosa mi abuela, que hace ya dos años que quedó viuda. Bueno, ahora sí,
voy a seguir con la historia.
Apurado,
me había levantado a estudiar a las 2:00 p.m. Dormido y con lagañas en los
ojos, me fui al baño, me cepillé los dientes, y me lavé la cara. De punta en
blanco, me senté en la mesa, y tomé la leche. Mientras muy concentrado repasaba
para el examen. Al levantarme de la mesa para encender la televisión, vi que
tenía los cordones desatados. Me agaché muy cuidadosamente, y al levantarme me
estampé contra la mesa, e inesperadamente, la chocolatada se desparramó sobre
mi tan prolijo uniforme.
Fui
a la escuela. Los pies me temblaban, y me comía las uñas. Me llamaron, entré y… desgraciadamente desaprobé.
Con lágrimas
en los ojos, entré a mi casa. Intenté
contarle todo lo que había pasado a mi mamá, pero ella ya se había enterado de todo. La
directora Juana Usandizaga, había llamado para contarle sobre los hechos. Me
retó mucho.
No fue un gran día, quedé castigado durante tres meses sin
computadora y sin play… ¡Qué bajón!
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